domingo, 31 de octubre de 2004
Puedo escribir los versos mas tristes esta noche. Escribir, por ejemplo: "La noche está estrellada, y tiritan azules los astros a lo lejos". El viento de la noche gira en el cielo y canta. Puedo escribir los versos mas tristes esta noche. Yo la quise, y a veces ella también me quiso. En las noches como esta la tuve entre mis brazos. La besé tantas veces bajo el cielo infinito. Ella me quiso, a veces yo también la quería.
Como no haber amado sus grandes ojos fijos. Puedo escribir los versos mas tristes esta noche. Pensar que no la tengo. Sentir que la he perdido. Oír la noche inmensa, mas inmensa sin ella. Y el verso cae al alma como al pasto el rocío.
Eso es todo. A lo lejos alguien canta. A lo lejos. Mi alma no se contenta con haberla perdido. Como para acercarla mi mirada la busca. Mi corazón la busca, y ella no está conmigo. La misma noche que hace blanquear los mismos árboles. Nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos. Ya no la quiero, es cierto, pero cuánto la quise.
Mi voz buscaba el viento para tocar su oido. De otro. Será de otro. Como antes de mis besos. Su voz, su cuerpo claro. Sus ojos infinitos. Ya no la quiero, es cierto, pero tal vez la quiero. Es tan corto el amor, y es tan largo el olvido. Porque en noches como esta la tuve entre mis brazos, mi alma no se contenta con haberla perdido. Aunque éste sea el último dolor que ella me causa, y éstos sean los últimos versos que yo le escribo.
sábado, 30 de octubre de 2004
Tú, yo misma
Tú, yo misma, secas como un viento derrotado que no pudo sino muy brevemente sostener en sus brazos una hoja que arrancó de los árboles ¿cómo será posible que nada te conmueva que no haya lluvia que te estruje ni sol que rinda tu fatiga? Ser una transparencia sin objeto sobre los lagos limpios de tus miradas como una tempestad, que se diluvio de hace ya mucho tiempo. Si desde entonces busco tu imagen que era solamente mía si en mis manos estériles ahogué la última gota de tu sangre y mi lágrima y si fue desde entonces indiferente el mundo e infinito el desierto y cada nueva noche musgo para el recuerdo de tu abrazo ¿cómo en el nuevo día tendré sino tu aliento, sino tus brazos impalpables entre los míos?
Lloro como la tierra que ha sentido dos veces germinar el fruto perfecto y mismo. Lloro porque eres tú para mi duelo y ya te pertenezco en el pasado.
Lloro como la tierra que ha sentido dos veces germinar el fruto perfecto y mismo. Lloro porque eres tú para mi duelo y ya te pertenezco en el pasado.
N@t ... En horas libres.
domingo, 24 de octubre de 2004
Entresuelo...
Un ropero, un espejo, una silla, ninguna estrella, mi cuarto, una ventana, la noche como siempre, y yo sin hambre, con un chicle y un sueño, una esperanza. Hay muchos hombres fuera, en todas partes,y más allá la niebla, la mañana. Hay árboles helados, tierra seca,peces fijos idénticos al agua,nidos durmiendo bajo tibias palomas. Aquí, no hay mujer. Me falta. Mi corazón desde hace días quiere hincarse bajo alguna caricia, una palabra. Es áspera la noche. Contra muros, la sombralenta como los muertos, se arrastra. Esa mujer y yo estuvimos pegados con agua. Su piel sobre mis huesosy mis ojos dentro de su mirada. Nos hemos muerto muchas vecesal pie del alba. Recuerdo que recuerdo su nombre,sus labios, su transparente falda. Tiene los pechos dulces, y de un lugara otro de su cuerpo hay una gran distancia:de pezón a pezón cien labios y una hora,de pupila a pupila un corazón, dos lágrimas. Yo la quiero hasta el fondo de todos los abismos,hasta el último vuelo de la última ala,cuando la carne toda no sea carne, ni el alma sea alma.Es precioso querer. Yo ya lo sé. La quiero. ¡Es tan dura, tan tibia, tan clara! Esta noche me falta. Sube un violín desde la calle hasta mi cama.Ayer miré dos niños que ante un escaparatede maniquíes desnudos se peinaban. El silbato del tren me preocupó tres años,hoy se que es una máquina. Ningún adiós mejor que el de todos los días a cada cosa, en cada instante, altala sangre iluminada.
Desamparada sangre, noche blanda,tabaco del insomnio,triste cama.
Yo me voy a otra parte.Y me llevo mi mano, que tanto escribe y habla.
Desamparada sangre, noche blanda,tabaco del insomnio,triste cama.
Yo me voy a otra parte.Y me llevo mi mano, que tanto escribe y habla.
Del gran maestro Jaime Sabines. me llego
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