miércoles, 17 de abril de 2013

 

Cuando era niña metía mis manos en los bolsillos de mi abriguito rojo para disfrutar de las pláticas de los adultos y guardarme en mi vocabulario una que otra grosería; Ahora guardo mi niñez en el bolsillo de mi memoria y no puedo contener esta agria sensación que representa la grosería de ser un adulto.
No es que esto me ofenda, lo que pasa es que me da coraje que la niñez no sea eterna y se termine con el robo de la inocencia, me duele recordar que algún día no tuve tiempo para pensar en la nada y hoy me estremezco ante ella. 
Resulta que no me gusta escribir de noche, porque pienso que las estrellas sufren de insomnio y la luna tiene las manos frías, Me pasa como siempre, que tengo tantos pendientes que no me decido a empezar ninguno. Hace un segundo por ejemplo pensé en algo que escribir y ya se me ha olvidado. Yo fui una de esas especies inocente de intelecto, algún día comprendí con el corazón y no con el pensamiento, tuve una ilusión y la alegría al viento que se tiene al vivir como viven los que no tienen miedo. 
Y no resulta difícil reflexionar cómo se han olvidado casi por completo aquellos tiempos cuando bastaba la ilusión y la inocencia para ser feliz. Lo digo con añoranza, porque alguna vez siendo niña, veía llegar con cierta magia la noche y era motivo suficiente para que todos los de mi edad, pensáramos sin titubear que ya era hora de ir a dormir. 
Entonces me pregunto ¿Cómo funcionará eso de los recuerdos? Y a partir de esta pregunta encuentro que puedo compartir y diseñar mis pocos conocimientos y repartir las características disfrazadas de lo que refleja mi sentir.
No es que antes no pudiera recrearme, siempre lo he hecho, pero antes, procuraba más reflejar mi ignorancia, antes que dejar ver a simple vista mis trazos de locura. No es que no pueda acostumbrarme a ser adulto. Lo que pasa es que a veces me vienen a la mente reflexiones interesantes, pero les doy un par de vueltas y les digo "adios" por no enfrentarlas aunque muchas de ellas creo que valdrían la pena para escribir en este espacio aunque siempre se me olvidan; algunas porque surgen en momentos inoportunos, como cuando llevo un par de enojos encima. 

En realidad lo que me pasa es que se me adormece lo que viene siendo el cerebro entonces noto como si todo fuese simple y sencillo y me siento bien, como si descubriese el sentido de la existencia, como si todo tuviese una explicación, aunque en ese estado no se decir cuál es, pero no me importa, debe ser algo así como lo que sienten los que viven en una burbuja y no se cuestionan nada...

 Algunas ocasiones hace falta pensar despacio para andar de prisa; yo últimamente más que correr vuelo; por lo tanto poco puedo llegar a pensar...y lo poco que reflexiono, no tengo donde anotarlo y se me olvida.

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