sábado, 24 de septiembre de 2005

 
Yo me preguntaba una noche bella de plata si los sordos de esta vida llegaron a oír un día; y me pregunté yo entonces si los ciegos son tan ciegos o si es aún más ciego el que no quiere ver nada.
Al igual me preguntaba por qué los mudos no hablan, por qué hay gente que no anda y por qué no se hace nada para calmar tales ansias.
La respuesta llegó sabia: los sordos oyen lo que ven, y los sonidos de su alma yo nunca los podré conocer porque son tan especiales que sólo ellos lo saben.
Los ciegos ven con sus manos y ven con el corazón, y guardan sus ilusiones porque no pueden ver dolor.
Los mudos son especiales y hablan con la mirada y dicen cosas tan bellas que no llegan a ser falsas.
La gente que no camina es porque vuela en la vida, porque sus piernas no pesan para que sus alas sirvan, y pueden ver con su mente mil mundos indescriptibles que una persona que anda no hallará jamás, porque a ellos sólo llegan los que bien saben volar.
Y como punto final: las ansias no sé calman porque si se piensa bien no hay tales ansias; se dice que hay desdicha
para el que no camina y que existe el dolor para el que no ve el color, se dice que llora y que triste mora el que no escucha, y yo ahora me digo que si es esa la desdicha, también debe haber en ésta alguna dicha porque si no lo sabe,
aquí yo le digo: Que ciego, sordo, mudo y cojo, viven bien en su morada, pues moran en la dorada verdad llena de ilusión
pues en verdad ya descrita: Se oye con el alma,se ve con el corazón,
se habla con la mirada y se anda con las alas,
llenas de dulce esperanza, y en todo ello, ciego, sordo, mudo y cojo, nos llevan mucha ventaja.

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