lunes, 21 de marzo de 2005

 
A veces andamos tan apurados por la vida que no nos damos cuenta de los detalles importantes que nos rodean. Pareciera que en nuestras vidas existen tan sólo dos estaciones: el trabajo y el descanso. Quizás sería más exacto hablar de una sola estación: el trabajo, porque hasta el descanso se realiza en función del trabajo..
La primavera se asocia con el amor, la juventud y el gozo de la vida. ¿Hemos perdido la estación de la primavera en nuestras vidas personales? No es difícil, con el acumulo de años, ir perdiendo el entusiasmo del vivir, la sensación de lo bello, el gozo de la amistad, el calor del amor de pareja, filial y paternal/maternal. A veces corremos el peligro de hacer de nuestra biografía personal un constante invierno, con asomos de otoño, pero con una ausencia total de la primavera.
Vale la pena abrir el capítulo de la primavera en la biografía personal de cada uno. A veces no resulta tan fácil, pero es posible como testimonian las vidas de tantas personas que uno conoce; personas que, a pesar de tantas dificultades, siempre tienen una sonrisa en su rostro; personas que no dejan espacio para la amargura ni en sus vidas ni en aquella de los que las rodean. Estas personas son la primavera de la humanidad.
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